CULTURA Teresa Parodi, en la semana más difícil desde su designación Por primera vez, la ministra de Cultura salió a desmentir acusaciones contra su gestión. La denunciaron por deudas, paralizar proyectos, y "autocobrarse" contratos. Bronca en los vecinos de la Villa 31. "La cultura es la sonrisa que brilla en todos lados", sostiene León Gieco en una de sus canciones más populares. Donde no parecer brillar, paradójicamente, es en el Ministerio de Cultura de la Nación, que conduce Teresa Parodi. Desde que Cristina Kirchner la designó al frente del cargo el 7 de mayo pasado, la cantautora folclórica prometió erigirse como la continuadora de los lineamientos y proyectos de su predecesor, el ex secretario y cineasta Jorge Coscia. Pese a que algunas de esas iniciativas tienen como objetivo fortalecer a poblaciones socialmente vulnerables, ingresaron en un terreno de total incertidumbre y parálisis, a raíz de las disputas de poder en el organismo y la previsible lentitud que significa erigir una nueva burocracia.
Es el caso del los programas llevados adelante en las villas 21 y 31, en la Ciudad de Buenos Aires. Hartos y “defraudados” por Parodi, los vecinos de ambos barrios se movilizaron en tres oportunidades ante la oficina central del ministerio, ubicada en la avenida Alvear y Rodríguez Peña. Con música y bailanta, reclamaron en la sede la continuidad de los contratos con el personal de la Casa de la Cultura - de la Villa 21-, el rechazo a los recortes presupuestarios, y el pedido de una ambulancia, insumos básicos para los talleristas que trabajan en el territorio, nafta, y papel higiénico.
“Se comprometieron a proseguir con el trabajo pero no hay intención ni voluntad política. Todo quedó en la nada”, señaló a Infobae “Carlitos” Ponce, delegado de la Villa 31, manzana 10, y consejero del playón este.
Ponce, que adhiere al kirchnerismo, contó que desde que asumió Parodi el proyecto de levantar una Casa de la Cultura en la Villa 31 “quedó paralizado”. “Supuestamente estaba todo listo para que el presupuesto se libere y se ejecute. Es más, se hicieron estudios de las tierras para ver si estaban en buen estado para construir”, explicó. Si bien señaló que funcionarios del Gobierno dijeron que se estaban tomando cartas en el asunto, el delegado barrial es poco optimista. “Veo difícil que se concrete, viendo la situación del Estado y del Gobierno con el pago de la deuda. Sale mucha guita”, sostuvo.
Los referentes territoriales responsabilizaron a dos nuevos funcionarios de la gestión Parodi por el parate: el secretario de Políticas Socioculturales, Franco Vitali, y el de Promoción de Derechos Culturales y Participación Popular, Emiliano Gareca. Ambos integrantes de La Cámpora. Los acusan de apropiarse $ 1.200.000 de fondos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para talleres. Las demoras las atribuyen al interés de la agrupación juvenil en “capitalizar” políticamente el trabajo realizado por Víctor Ramos, editor de Mundo Villa, y que integra la agrupación Patria Grande.
“Gareca es el operador en los proyectos del barrio. La Cámpora tiene diferencias con Ramos y quiere capitalizar lo que se viene logrando en la villa. Ahora ponen condiciones o no aprueban directamente los proyectos”, explicó Ponce.
Walter Córdoba, delegado de la Villa 31 e integrante del movimiento Barrios de Pie, señaló que entre los vecinos “hay mucho enojo” por la suspensión de las iniciativas. “Hay internas entre el ministerio, los referentes independientes del barrio, los punteros, y La Cámpora. Tengo algunos compañeros míos que son talleristas y no les bajan fondos. Están defraudados, armaron todo para mostrar un escenario y convocar a famosos a hacer cosas”, fustigó.
“Lo que falta es urbanizar, mejorar la recolección de basura más que hacer festivales. Hacer recitales no mejora las condiciones de vida, no nos sirve de nada que venga a cantar el chaqueño Palavecino o Teresa Parodi. La gente está defraudada. Es una pantalla, una cortina de humo”, afirmó Córdoba, que milita en la agrupación Libres del Sur, del Frente Amplio Unen.
Ponce compartió parcialmente la opinión: “Cuando la designaron ministro, Parodi mostró cierta humildad y disposición. Hubo recitales en los que se alentó a la participación de grupos de vecinos, fue muy importante en la cultura del barrio. Pensábamos que iba a seguir laburando, pero eso se cortó”. Y retrucó: “La designaron como cara visible, pero no maneja los hilos de la gestión. Es una decepción para nosotros”.
Burocracia, denuncias y reparto
La jerarquización de Cultura a rango de Ministerio exige cubrir nuevas funciones y decidir quién quedará como responsable de estas. Como es tradición en el kirchnerismo, los puestos clave se reparten entre gente de confianza del ministro a cargo, en este caso, Parodi, mientras que otra parte quedó destinada para los cuadros y militantes de La Cámpora, garantía de obediencia y fidelidad absoluta al proyecto nacional, como Vitali o el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi.
Entre los nuevos ingresos, aparece el desembarco de Araceli Bellota en la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos, quien puso en marcha un llamado a concursos en las direcciones de museos. Genera dudas la convocatoria, ya que los puestos continuarán luego del 2015, una vez que termine el ciclo kirchnerista.
Algo similar ocurre con el edificio propio que Parodi prepara para el Instituto Nacional del Teatro, hoy dirigido por su hijo Guillermo. La obra ya tiene asignados $100 millones y se ubicará en la calle Alsina al 2000.
Según publicó esta semana el diario Clarín, Parodi ofreció también el cargo de Hamawi a un dirigente oficialista de Misiones y al editor Leandro de Sagastizábal, quien la habría descartado. Esa oficina se encarga de instalar los productos y empresas artísticas en el mercado global, e incentivar con programas de apoyo a emprendedores culturales, entre otras tareas.
Completa el pelotón de altos funcionarios el secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster. Con peso e influencia propia en Cristina Kirchner, el filósofo y profesor universitario es, entre los nuevos integrantes del edificio de Alvear 1690, uno de los pocos que trazaron un plan de acción estratégico medianamente consistente.
Las dificultades en el armado del ministerio y de la propia tropa impacta sensiblemente en los compromisos que mantenía la ex Secretaría. Además de los programas en curso en las villas, la reestructuración dejó a más de un proveedor preocupado, con deudas mayores a ocho meses y que llegan hasta los 400.000 pesos. Todo se demora por la revisión de los números.
“El Ministerio tiene la responsabilidad de administrar con máxima transparencia los fondos públicos que se le destinan, por lo que los pagos pendientes de la gestión anterior se habilitarán cuando se corrobore que cumplen con todos los requisitos legales. De lo contrario se iniciarán todos los sumarios que sean necesarios”, se defendió la cartera de Parodi esta semana en un comunicado, en respuesta a la nota del matutino porteño.
Coscia ya tenía dos denuncias por malversación de fondos, una de ellas por desvío de partidas en el INCAA y otra por presunto fraude en la contratación de recitales de Fito Paez. Un síntoma que el cineasta, de mínima, no era muy prolijo en el manejo contable.
Ahora bien, la propia Parodi tampoco se salvó de los cuestionamientos. Pese a las deudas vigentes de su oficina, la acusaron de haber sido la única que cobró sus contratos como cantante en los recitales que organizó la anterior Secretaría de Cultura.
“Se deja en claro que por una decisión personal de la ministra los pagos que se le adeudan no fueron ni serán cobrados durante su gestión. Es completamente falso que haya recibido pagos por un millón de pesos y los expedientes respectivos se encuentran sin firma ni resolución”, desmintió el escrito emitido por el Ministerio de Cultura, en un intento de apagar el bautismo de fuego de la cantante folclórica como funcionaria pública.
Lunes, 1 de septiembre de 2014
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