CHACO Caso Tatiana : Cabeza promueve causa judicial contra policías que lo habrían apremiado Lo que es un expediente por cuerda separada al que será sustento a partir de mañana para juzgar al acusado de asesinar a Tatiana Kolodziey, paralelamente avanza la causa promovida por Juan Cabeza contra personal de Investigaciones que lo habría golpeado y picaneado en varias oportunidades mientras se buscaba a la mujer. El fiscal penal de Derechos Humanos solicitó sean identificados los que estuvieron a cargo de transportar al remisero en una camioneta hasta calle 21 y Fortín Rivadavia a un templo umbanda, para que diga si él sabía dónde estaba la joven.
Mañana iniciará el juicio oral y público contra el acusado de violar y asesinar a la joven de 33 años, tras abordar el auto solicitado a remisería Resistencia. Por su casa pasó a retirarla Juan Ernesto Cabeza, quien afrontará los cargos de privación ilegítima de la libertad, abuso sexual con acceso carnal, homicidio criminis causa y uso de documento público falso, todos en concurso real.
Las imputaciones constan en el expediente 39635/2012-1 y será la Cámara Primera en lo Criminal la que evaluará la conducta del tucumano con antecedentes de cuatro abusos sexuales en Capital Federal y por los cuales estuvo preso en la Unidad Regional 7 de Resistencia.
Pero otra causa --por cuerda separada-- se sustancia en la sede de la Fiscalía Penal Especial de Derechos Humanos del Chaco una querella a cargo de su titular Daniel Turraca, quien recibió la presentación del defensor oficial 15 Héctor Fedeli sobre lo que habría afrontado Cabeza una vez detenido por Investigaciones Complejas el 20 de octubre de 2012, cuando regresaba supuestamente de lavar el auto. Juan Cabeza acompañado por policías de Investigaciones en el lugar donde se encontró el cuerpo de Tatiana Kolodziey. El fiscal federal Patricio Sabadini había dicho que “un llamado anónimo” a su despacho alertó del hallazgo.
Turraca solicitó ante el fiscal de investigaciones en turno “se dé en autos la intervención que por ley corresponde, contra los funcionarios policiales del Departamento de Investigaciones de la Policía de la Provincia del Chaco, contra los funcionarios públicos policiales: el Jefe y Subjefe de la Policía, contra el funcionario público policial que fuere jefe de Zona que correspondiere a dicha unidad policial”.
Asimismo accionó “contra el ministro de Gobierno, secretario de Seguridad, contra el subsecretario de Asuntos Policiales (en aquella oportunidad estaba Aldo Asano), el subsecretario de Seguridad Vial Juan Manuel Chapo, subsecretario de Seguridad Pública y Participación Comunitaria Mauro Flores y/o cualquier otro funcionario que hubiera tomado parte del procedimiento de privación ilegítima de la libertad y detención ilegal y que además resultaran responsables por el trato degradante en la integridad física y psíquica de la víctima Juan Ernesto Cabeza”.
El fiscal de Derechos Humanos pidió “se apliquen las sanciones penales, administrativas y civiles correspondientes, las que serán peticionadas en forma expresa por esta querella, pudiendo encuadrar las acciones del personal de las fuerzas, en principio, en el delito de detención ilegal y de torturas”. Pai y templo umbanda en la declaración del acusado
El impulso a la querella a cargo del fiscal penal de Derechos Humanos Daniel Turraca surgió a consecuencia de la declaración del imputado Juan Ernesto Cabeza el 19 de noviembre de 2012, en el expediente 39635 de trámite por ante la fiscalía 2 a cargo de Diego Cantero. Según el tucumano recibió apremios, tales como “golpes de mano, patadas, asfixias y uso de picanas eléctricas”. Además dijo que fue llevado por los policías a un templo del pai Alfredo, en calle 27 y Fortín Rivadavia. Templo umbanda al que según Juan Cabeza fue llevado por policías de Investigaciones. Calle 27 y Fortín Rivadavia en Resistencia.
Denunció como él “se cortaba o se golpeaba con algunos elementos que encontraba por ahí para que pararan con las torturas, lo subían a una camioneta gris oscura, lo sentaban en la parte de atrás esposado con dos policías, uno a cada lado, otro en el asiento de adelante y el chofer. Lo llevaron con la cabeza tapada, golpeándolo constantemente y asfixiándolo, recorriendo por calles de Resistencia que no puede reconocer porque iba con la cabeza tapada”.
Turraca en la querella reproduce: “Le preguntaban qué había pasado con la chica, dónde estaba, y Cabeza les respondía que no sabía qué le estaban preguntando y continuaban golpeándolo, lo amenazaban que lo iban a ahogar en alguna laguna, en algún río y lo iban a tirar en algún lugar alejado. En otra oportunidad lo volvieron a subir a una camioneta gris oscura, con cuatro individuos, todos de la policía, golpeándolo y asfixiándolo, también con los ojos tapados, lo llevaron a calle 27 y Fortín Rivadavia, según Cabeza reconoce porque al bajar de la camioneta le sacaron la remera con que le tapaban la cara y lo llevaron al interior de un templo umbanda ubicado en ese domicilio y le interrogaron delante de un civil, el pai Alfredo”.
El escrito presentado ante el fiscal en turno agrega: “La policía le pedía que le dijera al pai dónde estaba la chica y si él tenía algo que ver con la desaparición de ella y como Cabeza respondió que no, el pai le preguntó si él tenía realmente conocimiento del paradero de la chica, a lo que volvió a responder que no, el pai se levantó, se acercó a uno de los policías y le dijo que él estaba mintiendo, luego le volvieron a tapar la cabeza, lo subieron a la camioneta y golpeándole con golpes de puño siempre en la cabeza, a tal punto de desesperación que se soltó las esposas para defenderse de todo lo que le estaban haciendo dentro de esa camioneta, motivo por el cual lo detienen, lo sujetan nuevamente de los brazos, colocándole otro juego de esposas y también precintos plásticos al mismo tiempo, así continuaban hasta que le devolvían a Investigaciones Complejas”.
Una vez allí “lo alojaban en la celda y le sacaban a la noche, a la tarde y en algunas oportunidades a la siesta, después del mediodía a distintas oficinas para continuar con las torturas, durante la noche, lo sacaban y le colocaban los precintos y lo tenían parado dentro de alguna oficina para no permitirle dormir, no le alimentaban, no le daban agua, le hacían dormir sobre el cemento que obraba de cama, sin colchón, sin frazada y en otras oportunidades lo sacaban para insultarle amenazándole diciéndole que lo iban a encontrar sus hijos en Tucumán o en Buenos Aires y los iban a traer a Chaco con alguna causa fabricada de drogas”.
Además “el detenido fue llevado al médico policial, le miró y le dijo por qué se había producido esas lesiones él mismo, y Cabeza le dijo que los cortes se los había producido él pero porque no aguantaba más la tortura, después el médico forense le vio una lesión en la cabeza, también tenía rojo en las piernas de la picana y el médico dijo que estaba bien, que lo lleven. El domingo, al día siguiente de estar detenido lo llevaron al médico por la calle Rivadavia”.
Agrega que cuando tuvo la entrevista con el fiscal federal Patricio Sabadini , acompañado de la oficial de la Policía de la del Chaco, de la dirección de Investigaciones y el suboficial principal, sin la presencia de ningún abogado defensor, le preguntaron sobre el hecho del que se le acusaba y ante todos los apremios que había sufrido, se hizo responsable del mismo, informándole también al fiscal de dichos apremios y no tomó ninguna medida al respecto, como de hacerlo revisar por un médico para dejar constancia de lo que él estaba diciendo también le dijo que no se preocupara que todo lo que había dicho ante él y la policía no tenía ningún valor ante la Justicia”.
Lunes, 11 de agosto de 2014
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