Shigeharu Shirai, de 72 años, escapó a Tailandia, donde se casó e intentó rehacer su vida La foto viral de unos tatuajes que le costó la libertad a un jefe de la Yakuza japonesa prófugo desde hace 13 años Un yakuza japonés que llevaba 13 años huido en Tailandia pudo ser detenido gracias a las fotos de sus tatuajes, que se convirtieron en virales en internet.
Shigeharu Shirai, de 72 años, fue detenido el miércoles en Lopburi, una pequeña ciudad del centro de Tailandia, conocida por los centenares de monos que corren por sus calles.
"El sospechoso reconoció ser el jefe de la banda Yakuza Kodokai", dijo el jueves Wirachai Songmetta, portavoz de la policía tailandesa. Esta banda forma parte de uno de los grandes grupos yakuzas, el Yamaguchi-gumi.
Las autoridades buscaban a Shirai por, entre otros delitos, su papel en el asesinato de un rival en 2003. "El sospechoso no confesó el asesinato, pero reconoció que la víctima lo amenazaba", añadió el portavoz de la policía.
Poco después del asesinato, Shigeharu Shirai desapareció y se refugió en Tailandia, donde también se casó.
El secreto de su paradero parecía bien guardado hasta que un periódico local publicó una foto de este hombre delgado jugando a las damas en la calle, con el cuerpo lleno de tatuajes y de una de sus manos, a la que le falta el meñique.
La imagen fue compartida más de 10.000 veces en internet y llamó la atención de la policía japonesa, que pidió a las autoridades tailandesas que lo investigaran.
Shigeharu Shirai, que no tenía pasaporte ni visa, fue detenido, oficialmente, por haber entrado ilegalmente al país, y será extraditado a Japón.
Según la policía tailandesa, el gángster tuvo un perfil bajo desde su llegada al país, hace 13 años, y recibía dinero de un japonés que lo visitaba dos o tres veces al año.
Igual que los mafiosos italianos o la tríada china, los yakuzas japoneses viven principalmente del juego, de las drogas y de la prostitución, pero también participan en operaciones inmobiliarias o en la extorsión de empresas.
La existencia de los yakuzas, aparecidos tras la segunda guerra mundial, está autorizada en Japón, aunque parte de sus actividades están prohibidas. Según los sociólogos, su presencia disminuye la pequeña delincuencia común.
Viernes, 12 de enero de 2018
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