ANALISIS Cuesta arriba: La boca de Trump complica su camino a la Presidencia El camino de Donald Trump a la Casa Blanca se vuelve cada vez más largo y sinuoso al ritmo de continuos exabruptos que están espantando rápidamente a muchos electores y figuras republicanas, incluyendo a gobernadores y varios legisladores, entre ellos uno que votará por la candidata demócrata Hillary Clinton. A tres meses de las elecciones de noviembre, el fervoroso apoyo que recibió en la reciente Convención Republicana y su crecimiento en las encuestas, especialmente entre los republicanos, se han evaporado, y una vez más han reaparecido las divisiones entre él y los líderes electos del centenario partido conservador.
Lejos de moderar su retórica incendiaria, o de asociarla a sus crecientes problemas, el jueves lanzó la bizarra afirmación falsa de que el presidente Barack Obama y Clinton fundaron el grupo islamista Estado Islámico (EI). Ayer, intentó contener el estupor desatado arguyendo que sus dichos fueron "sarcásticos".
Dos días antes, dijo que los defensores del derecho constitucional a portar armas de fuego tenían "en sus manos" el poder para frenar a Clinton, lo que se interpretó como una incitación a matar a tiros a la ex secretaria de Estado. Luego matizó sus dichos y afirmó que se refería al poder de voto de esas personas.
Antes de estas declaraciones, el rechazo de sectores de la agrupación a su candidato había crecido esta semana, cuando la influyente senadora Susan Collins y medio centenar de ex funcionarios anunciaron que no votarán por él por considerarlo "peligroso" y contrario a los valores históricos del partido.
El electorado también parece empezar a distanciarse de Trump, que esta semana cayó drásticamente en los sondeos frente a una Clinton que salió más fortalecida tras las convenciones de ambos partidos del mes pasado y que en algunas encuestas ha llegado a aventajar a su rival por una diferencia de dos dígitos.
Las encuestas reflejaron el impacto que tuvo en la opinión pública el reciente y muy criticado enfrentamiento público de Trump con los padres de un soldado estadounidense musulmán que murió en Irak: casi el 75 % de los consultados en un sondeo desaprobó su confrontación con la familia Khan.
Collins, de 63 años, quien ocupa una banca desde 1997 por el estado de Maine, es hasta ahora la republicana más veterana de la Cámara Alta en romper con Trump, después de que lo hicieran otros senadores como Ben Sasse, de Nebraska, Mark Kirk, de Illinois, o Lindsey Graham, de Carolina del Sur.
A los cuatro senadores, que dijeron que tampoco votarán por Clinton, se suman por lo menos otros tres, incluyendo al texano Ted Cruz, ex rival de interna de Trump, que se han negado hasta ahora a respaldar al irreverente magnate inmobiliario.
El repudio a Trump se extiende también a los republicanos de la Cámara de Representantes, siete de los cuales ya dijeron que no apoyarán al candidato, entre ellos uno, Richard Hanna, que este mes se convirtió en el primer legislador de su partido en decir que votará por Clinton en los comicios del 8 de noviembre.
Tres gobernadores dijeron también que no votarán por Trump o que tienen serias dudas de que lo vayan a hacer, y la misma postura han adoptado líderes y figuras de la agrupación como el ex gobernador de Florida Jeb Bush, su madre, la ex primera dama Laura Bush, y el ex candidato presidencial de 2012, Mitt Romney.
La senadora Collins dijo que no podía votar por Trump tras su comportamiento con la familia del soldado muerto en Irak, así como por haberse burlado el año pasado de un periodista discapacitado y por su campaña contra un juez hispano que lleva el caso de un presunto fraude de la universidad Trump.
Las polémicas se suman a tantísimas otras protagonizadas por Trump, que promete construir un muro en la frontera con México para evitar que sigan ingresando inmigrantes mexicanos, que ha propuesto prohibir el ingreso de los musulmanes a Estados Unidos y ha mostrado, además, un preocupante costado misógino.
El controvertido candidato también puso en duda el compromiso de Estados Unidos con la OTAN y la defensa de sus integrantes frente a un ataque de Rusia y ha dicho que la prisión de Guantánamo, que Obama intentó cerrar sin éxito y que ha dañado la imagen de su país, debe seguir abierta y "llenarse de más terroristas".
Aunque algunos republicanos empiezan a apartarse de Trump, aquellos que se juegan la reelección en los comicios generales de noviembre, en los que también se renovará parcialmente el Congreso, temen condenar a un candidato que ha generado entusiasmo en parte de su base.
El millonario neoyorquino ya dijo que no apoyará a otro de sus críticos, el senador por Arizona y ex candidato presidencial John McCain, en su intento de ser reelecto.
Además, hasta último momento se negó a respaldar al líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, en la interna que ganó esta semana para ser reelecto como representante por su estado de Wisconsin. Ryan es el republicano de mayor rango del país, y apoyó la candidatura de Trump tras dudarlo largo tiempo.
Trump, que también sufrió renuncias en su equipo de campaña, no reaccionó directamente al anuncio de Collins, pero esta semana dijo en su cuenta de Twitter que su campaña va "en contra de los políticos de siempre en Washington" porque "ésa es la gente que ha convertido a Estados Unidos en un desastre".
Mientras tanto, el magnate, de 70 años, ha acusado a la prensa de sus recientes problemas, y ha dicho asimismo que con las encuestas está sucediendo "algo raro", poniendo en duda su credibilidad.
Pero también ha disparado contra los líderes republicanos que lo han abandonado.
"Ciertas personas contra las que competí en las primarias republicanas nunca han regresado, y probablemente nunca lo harán, y está todo bien. Me va mejor cuando no regresan. Me va mejor cuando los tengo como mis oponentes", dijo un desafiante Trump este mes en un discurso en Ohio.
Percatados de que todo esto podría hacer que los republicanos no sólo vuelvan a ser derrotados en la elección presidencial sino que, además, pierdan su actual control total del Congreso, unas 70 personalidades republicanas, incluyendo ex legisladores, pidieron el viernes al partido en una carta que corte la financiación a la campaña de Trump y que se enfoque en mantener la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes.
Domingo, 14 de agosto de 2016
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