... |
|
CRISIS EN VENEZUELA La tensión en Venezuela contagia a todos los organismos regionales El pedido de Brasil de posponer la asunción de la presidencia del Mercosur por parte de Caracas se sumó a los desacuerdos que hay en la OEA y en la Unasur sobre cómo lidiar con el gobierno de Maduro. CARACAS.- La crisis en Venezuela no sólo va subiendo de temperatura día a día en Caracas, también está poniendo en estado de ebullición a todos los países de la región, donde reina el desconcierto sobre cómo lidiar con el gobierno de Nicolás Maduro y las denuncias que se hacen sobre sus abusos de poder.
Al amargo debate en la Organización de los Estados Americanos (OEA) por la posible invocación de la Carta Democrática se sumo en las últimas horas el nerviosismo en el Mercosur ante la perspectiva de queVenezuela asuma la presidencia pro témpore del organismo, tal como le correspondía. En un intento de tira y afloja diplomático, Brasil logró anteanoche que se demore el traspaso de la presidencia, que hoy ejerce Uruguay.
El sorpresivo anuncio puso al bloque en alerta en momentos en que algunos de sus miembros analizan eventuales acuerdos con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico. Más notas para entender este tema Presión y dilaciones, las armas de Macri contra Maduro Campaña opositora por el revocatorio
El canciller interino de Brasil, José Serra, viajó de forma inesperada a Montevideo anteayer y fue el encargado de lanzar la bomba tras reunirse con el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, a cargo de la presidencia hasta el 12 de este mes.
Entre los argumentos que presentó Serra están la supuesta falta de ciertos requisitos en "materia de normas y temas cambiarios" en Venezuela, que vive una profunda crisis política y económica. Click Aqui
Lo evidente, sin embargo, es la erosión del apoyo que tenía Caracas con los cambios de gobierno en la Argentina y Brasil, que se suman al enfrentamiento abierto que ya mantenía con Paraguay.
Las relaciones entre Brasil, la mayor potencia de la región, y Venezuela cambiaron radicalmente desde que la presidenta Dilma Rousseff fue suspendida en su cargo por el Congreso, el 12 de mayo. El gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) había mantenido estrechos vínculos con el chavismo y siempre había sido muy cauteloso en sus declaraciones sobre la situación en Venezuela, aunque en diciembre ya había advertido que el gobierno debía respetar el resultado de las elecciones legislativas que le dieron el triunfo a la oposición.
Apenas asumió el poder el presidente interino Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue el propio gobierno de Maduro el que lanzó la primera piedra. Calificó la suspensión de Dilma como un "golpe de Estado" y convocó a consultas a su embajador en Brasilia.
Serra respondió de inmediato y acusó a Venezuela de propagar "falsedades". Luego, sus acciones de las últimas semanas profundizaron el distanciamiento: recibió en el Palacio de Itamaraty al líder opositor venezolano Henrique Capriles, criticó a Maduro por violar los principios democráticos al mantener a presos políticos, le advirtió que no demore más el llamado al referéndum revocatorio, lo señaló como responsable de la escasez generalizada de alimentos y remedios, y apoyó las movidas de la OEA contra Caracas.
Ahora, el gobierno brasileño busca extender la presidencia pro témpore de Uruguay en el Mercosur hasta septiembre, tras resaltar que Venezuela aún no cumplió con todos los requisitos para su ingreso total al bloque, firmado en 2012 (falta adoptar reglas aduaneras, el protocolo sobre libre comercio y el acuerdo de residencia).
Paraguay es el país que mantiene la posición más dura. No sólo rechaza la presidencia pro témpore, sino que presiona para expulsar a Venezuela del Mercosur, amparado en la cláusula democrática del protocolo de Ushuaia de 1998.
La compleja situación interna que enfrenta el chavismo obligó a los países de la región a moverse de manera aplomada y alentar una solución dialogada entre el gobierno y la oposición, que controla desde enero la Asamblea Nacional, enfrascados en un indisimulable choque de poderes.
El mes pasado, durante la sesión extraordinaria celebrada en la sede de la OEA, 20 Estados votaron a favor de que el secretario general del organismo, el uruguayo Luis Almagro, presentara un durísimo informe sobre la situación de los derechos humanos y la "crisis humanitaria inédita", una medida que jurídicamente inició la aplicación de la Carta Democrática y que podría llevar a la suspensión del país petrolero en el organismo, como ya ocurrió con Honduras en 2009.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en tanto, mantiene su papel de mediadora entre opositores y chavistas por medio de una comisión conformada por los ex presidentes Leonel Fernández (República Dominicana), Omar Torrijos (Panamá) y José Luis Rodríguez Zapatero (España), cuyo trabajo fue criticado por los opositores a Maduro.
La propuesta anunciada por Brasil sumó más presión internacional sobre Venezuela, que lentamente desanda un camino hacia el aislamiento mientras sus vecinos regionales no consiguen coordinar el aporte de soluciones para desactivar la bomba de tiempo en la que se ha transformado el país petrolero. Nicolás Maduro
Presidente de Venezuela
Desde su llegada al poder, en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, Venezuela ingresó en una degradación política, económica y social sin precedente en el país
De postura crítica hacia la OEA desde los años en los que Chávez estaba en el poder, Maduro se convirtió ahora en un símbolo de división dentro del Mercosur
Mientras la situación económica y política se deteriora en forma acelerada, Caracas lentamente pierde apoyos en la región por los cambios de gobierno en la Argentina, Brasil y Perú, donde asumieron presidentes menos afines al llamado "socialismo del siglo XXI"
Jueves, 7 de julio de 2016
|
|
... |
|
Volver |
|
|
|