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PARA EL OLVIDO Cristiano Ronaldo, un líder fastidioso que no gravitó en el debut El capitán portugués fue silbado, se mostró impreciso, vulnerable en las acciones individuales y exhibió su malestar en un comienzo mundialista para el olvido La circulación en el mediocampo era exclusiva de la selección de Alemania. El entrenador Joachim Löw inundó su alineación titular de volantes creativos y aseguró la tenencia por completo. El balón rotó todo el partido ante la mirada de Cristiano Ronaldo, el jugador más fastidioso del campo.
El capitán portugués comenzó como extremo izquierdo, pero luego de la expulsión de Pepe se colocó como único punta de ataque. En ninguna de las dos posiciones tuvo mucho contacto con la pelota. La primera línea alemana lo controló de principio a fin.
Trote suave, cara de resignación y manos en la cintura fueron sus gestos más frecuentes. Cristiano jugó aislado y fastidioso
Con el 0-3 y un hombre menos, los dirigidos por Paulo Bento se refugiaron en campo propio. Ofuscado, molesto, con el ceño fruncido y sin peso ofensivo, Cristiano estuvo aislado. Mientras sus compañeros querían evitar más goles, él recibía el balón muy esporádicamente, siempre con cuatro hombres alemanes como obstáculo hacia la meta.
Cuando logró que le convirtieran una falta cerca del área, estrelló sus tiros libres en la barrera o se encontró con un Manuel Neuer impenetrable. El portero alemán le negó el gol. Nada le salió bien.
Los trotes suaves, desganados y con gestos de resignación eran cada vez más frecuentes en CR7. Desde el círculo central y con las manos en la cintura, fue el espectador de lujo de todos los avances del rival.
No ocultó el descontento por la floja actuación colectiva de Portugal y cada vez que pudo, recriminó la actitud de su equipo.
Es el ganador del último Balón de Oro, el máximo goleador y campeón de la última Champions League, pero no pudo imponer su condición de estrella, no tuvo colaboración.
Alemania no es Suecia. Cuando Portugal se clasificó a la Copa del Mundo, Ronaldo fue el protagonista de la serie. Convirtió cuatro goles en los dos partidos, tres de ellos con contraataques letales. En su primer partido en el Mundial Brasil 2014, no pudo acercarse ni un centímetro a aquellos rendimientos.
Le reclamó con desesperación un penal al árbitro serbio Milorad Mazic. Buscó consuelo. Convertir un gol le hubiera dado tranquilidad ante las reprobaciones que recibió desde la grada. Fue silbado cada vez que tuvo la pelota en los pies.
En Salvador vivió un debut para el olvido. Cristiano Ronaldo fue absorbido por el muro alemán, desfavorecido por el rendimiento de sus compañeros y abuco por el público presente.
Tendrá revancha para su fastidio el domingo 22 de junio ante Estados Unidos, en el segundo partido. Buscará ser más gravitante que en el debut.
Lunes, 16 de junio de 2014
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