VIGILIA PASCUAL “Los argentinos padecemos un resentimiento que está profundamente enraizado en la convivencia social y política” El arzobispo Andrés Stanovnik presidió anoche la ceremonia de Vigilia Pascual. En su homilía llamó a dejar de lado todo rencor personal y social para buscar el diálogo y la paz. “En Jesús, el rostro de la misericordia del Padre se revela humilde, paciente y bondadoso. Por eso soporta con paciencia nuestros pecados y no guarda rencor ni resentimientos por nuestra mala conducta”, resaltó en un tramo de su mensaje. En este contexto advirtió que “los argentinos padecemos un resentimiento que está profundamente enraizado en la convivencia social y política, cuya expresión social se manifiesta en los enfrentamientos y en la poca disposición para el diálogo. Para la persona resentida, ya sea en el ámbito familiar o social, el otro es siempre un enemigo a quien hay que eliminar. El único camino que nos ayuda a superar el resentimiento es el paciente esfuerzo en trabajar para modificar la visión negativa que tenemos de la persona que nos ha ofendido, o que no coincide con nuestra manera de ser y de pensar. Mirando a Jesús, descubrimos estupefactos una verdad profunda y luminosa: la llave de la verdad, de la justicia y del perdón la tienen las víctimas. El se puso del lado del inocente que sufre y le entregó el secreto de perdonar, reconciliar y acceder al don de la paz”. “Por eso, agregó, el camino para cultivar una cultura del encuentro y de la amistad social, y para colocar como prioridad efectiva el cuidado de los más vulnerables y los pobres es colocarse del lado de ellos. Mientras nos carcoma el rencor, los pobres y los indigentes no pasarán de ser un elemento de discusión sólo en el campo de las estadísticas. La Pascua cristiana es una celebración cuyas raíces son profundamente espirituales porque se hunden en el corazón de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero tiene consecuencias concretas en la vida cotidiana de la familia y en todos los órdenes de la convivencia social. Es allí donde los cristianos debemos llevar un mensaje de fe y de esperanza, que sea creíble mediante gestos concretos de misericordia, de trato amable y tolerante con todos, y sobre todo, de un compromiso que no admita ningún pacto con los que negocian en las tinieblas”, remarcó. “Al finalizar nuestra celebración, vamos a desearnos mutuamente muy felices pascuas, a lo que debemos añadir que, además de felices, sean realmente santas y de resurrección, porque el motivo de nuestra verdadera esperanza y alegría es Jesús resucitado. Dejemos que su luz nos ilumine”, afirmó.
Domingo, 27 de marzo de 2016
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