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SECUESTRO EN EL JARDIN LUNA GORDA El calvario de Juanita y el recorrido que hizo en manos de sus captores La investigación permitió conocer que durante su cautiverio, la menor tuvo momentos de angustia y a gritos pedía ir con su mamá. La trasladaron en dos vehículos, en uno de ellos sin cinturón. Le dieron leche, empanadas y facturas. La abandonaron a su suerte en el barrio San Gerónimo. Por primera vez se pudo conocer dónde y con quiénes estuvo Juanita durante su cautiverio. La investigación realizada por la División de Delitos Complejos y el relato contundente de un testigo permitió reconstruir el recorrido que hizo la menor de 2 años desde que fue secuestrada del Jardín Luna Gorda hasta que dieron con su paradero: La casa en la que estuvo, lo que le dieron de comer, sus momentos de angustia cuando pedía por su mamá y hasta la situación desesperante que tuvo que vivir al ser abandonada en el barrio San Gerónimo. El 4 de junio de 2014 a las 10.50 fue raptada por Liz Martinez, quien se la llevó en un remis hasta la esquina de las calles Placido Martínez y Jujuy. En el camino se durmió. En ese lugar la subieron a un automóvil Peugeot 408 color gris, que conducía Fabricio Solari. Con la criatura dormida en el asiento trasero, se dirigió hasta el barrio Progreso. Se sospecha que en el camino ya había hecho la llamada extorsiva. También había coordinado un encuentro con Raul Antonio Godoy, un joven de entonces 17 años, que ayer declaró en el juicio. Con 19 años cumplidos ingresó a la sala temeroso. Sorprendió su contextura de un chico de 12 años. Hasta su voz refuerza la duda de que podría ser un pibe. Fue el encargado de cuidar a Juanita en las horas de cautiverio en una vivienda del barrio Pirayuí. Contó que a Solari lo conoció en una cancha de fútbol 5 situado por la avenida Poncho Verde. Recordó que le había ofrecido el trabajo para cuidar a la hija de una amiga y le daría $100. “Acepté. No sabía que se trataba de un secuestro. Me pasó a buscar cerca del tanque del barrio Mil Viviendas. Fuimos a la casa de mi novia a buscar unas cosas y de allí a su casa. Me dijo que vivía en el Pirayuí”. “Primero pasamos por el supermercado Impulso ubicado por Ruta 12. Fabricio se bajó a comprar y yo me quedé en el auto. Ahí recién veo que había una nena en el asiento trasero y sin cinturón. Solari compró empanadas, facturas, pañales y leche. Con las mercaderías se dirigieron a la casa del Pirayuí, que luego con la investigación se pudo saber que era propiedad de la suegra del imputado. Solari se marchó y dejó a Godoy solo con Juanita. “Quedate acá, entretenela, trata de que no llore y que no te oigan, me dijo antes de irse”, manifestó el supuesto niñero. “Le di leche, jugo y empanada. La hacía jugar con juguetes que había en la casa. Como lloraba le cambié el pañal, la ropa no. Pero no estaba sucia”. “Lloraba, quería ir con su mamá, gritaba fuerte, pero la entretuve con unas pelotitas de ping pong”. “Estuve más de una hora ahí, y volvió Fabricio. Me dijo que llevaríamos a la nena a su casa. Fuimos hacia el barrio San Gerónimo y en el trayecto no nos cruzamos con ningún patrullero. Entramos a una zona de monobloks. El se bajó con anteojos de sol, agarró a la nena y se la llevó hacia un pasillo. Volvió y nos fuimos. En diagonal a ese lugar había una escuela”. De acuerdo a la pesquisa, Juanita fue abandonada a su suerte. Cuando estaba parada y desorientada frente al establecimiento, una vecina la vio y la reconoció como la niña que en todos los medios de comunicación mostraban como secuestrada. Eran las 16.30.
Viernes, 16 de octubre de 2015
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