VENEZUELA Ultimátum de Maduro en la frontera: dio sólo 72 horas para desalojar La Invasión El bolivariano profundiza su ofensiva contra las zonas en las que viven colombianos del lado venezolano de la frontera El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, continúa arremetiendo contra las zonas en las que viven colombianos del lado venezolano de la frontera. Afirmó que el cierre es apenas "la punta del iceberg" de la respuesta que su gestión está dando a la "violencia paramilitar", y adelantó que en la reunión bilateral de este miércoles se dirán "verdades muy duras".
Más allá de los dichos del mandatario, lo cierto es que más de 500 familias en el área conocida como La Invasión, donde se ejecuta la Operación de Liberación del Pueblo, tienen un plazo de 72 horas para desalojar sus casas.
De acuerdo con lo que informa El Nacional, las autoridades dividieron el asentamiento en 6 áreas y éstas, a su vez, en 62 subáreas. Todas fueron inspeccionadas para intentar encontrar a los responsables del atentado en el que resultaron heridos los tenientes Daniel Santaella y Alexis Rodríguez Arias, y el cabo primero Miguel Núñez Martínez.
Desde que el presidente venezolano ordenó el cierre de la frontera, por el puente internacional Simón Bolívar no paran de transitar centenares de colombianos deportados de Venezuela, a la espera de que la "firmeza" prometida por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ponga fin a esa crisis humanitaria.
"Sólo nos dijeron que nos deportaban por ser colombianos. Nos decían ¿venezolanos o colombianos?, pues camine", relató Rocío Angarita sobre su expulsión del país en el que ha vivido los últimos 13 años.
"SÓLO NOS DIJERON QUE NOS DEPORTABAN POR SER COLOMBIANOS"
La mayoría de los deportados llevaban viviendo en Venezuela varios años, y señalaron que han sido expulsados de sus casas a empujones, en mitad de la noche, por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Venezuela. "Sólo nos dejaron ponerle los zapatos a los niños", agregó Angarita.
Algunos de los expulsados explicaron que cuando se marchaban, sus casas fueron derribadas con todos sus bienes en el interior, y añadieron que varios hogares habían sido marcados por los soldados venezolanos con la letra "D" de demolición y destrucción.
Reuters El proceso de recuperación de pertenencias
Las personas que fueron deportadas de La Invasión regresan por una trocha que da al río Táchira para buscar sus cosas con permiso de las autoridades venezolanas. Colchones, muebles, sillas, bolsos y hasta refrescos y cerveza se los echaron al hombro y, con ayuda de agentes de la Policía Nacional de Colombia, para evitar que la corriente se los llevara, cruzaron el río que sirve de límite entre los dos países hasta el sector La Parada.
Por su parte, el alcalde del municipio Pedro María Ureña, Alejandro García, afirmó que quienes tienen almacenado combustible de manera indebida se están deshaciendo del hidrocarburo a través de drenajes en sus viviendas. Las autoridades han indicado que la Operación Liberación del Pueblo se ejecutará en esa localidad en las próximas horas.
"Exhortamos a todos los que negocian con gasolina que no se han podido llevar a Colombia a que, por favor, desistan de tirarla en cañerías porque están convirtiendo esto en una bomba de tiempo. Los gases acumulados pueden hacer una explosión", advirtió García, quien indicó que ya ocurrió un estallido en el barrio La Esperanza, a causa de esa situación.
Gladys Navarro, su esposo y sus tres hijos fueron sorprendidos por las patadas que miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, armados con fusiles, les daban a la puerta y muebles mientras ellos dormían. El diario colombiano El Tiempo informó que Navarro, que estaba en pijama, vivía en ese barrio desde hacía 10 años, pero eso no les importó y la sacaron a empujones.
Ni sus tres pequeños hijos se salvaron del supuesto "censo" que los uniformados dijeron que iban a realizar y que se convirtió en lo que los colombianos deportados han denominado "un plan de limpieza".
Por su parte, Yormari Castaño, residente del barrio Ezequiel Zamora, denunció que la llevaron a un parque con sus dos pequeñas sobrinas. Allí, decenas de colombianos no entendían lo que ocurría. La zozobra fue peor cuando los hombres de la Guardia empezaron a marcar con una "R" o una "D" las casas en las que llevaban varios años viviendo. Horas después, se dieron cuenta de que las primeras habían sido "revisadas" y las segundas serían "demolidas".
Miércoles, 26 de agosto de 2015
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