BRASIL Proponen en Brasil salir del Mercosur para facilitar el comercio de ese país El Mercosur quedó ayer rehén de la crisis político-económica que vive Brasil. En una decisión que sorprendió a la propia presidenta Dilma Rousseff, el presidente del Senado, Renan Calheiros, llamó a eliminar el bloque regional para que el gobierno brasileño pueda negociar acuerdos comerciales de forma unilateral y generar más negocios para su país. La propuesta de Calheiros fue presentada a último momento anteanoche, en una reunión que el senador mantuvo con los ministros de Economía, Joaquim Levy, y de Planificación, Nelson Barbosa, así como con una treintena de otros legisladores de la Cámara alta.
El líder del Senado la incluyó como parte de su "Agenda Brasil", una serie de iniciativas que ya había adelantado el martes para mejorar el ambiente de negocios y la infraestructura, lograr el equilibrio fiscal, garantizar la protección social y reformar el Estado.
Dentro del apartado de medidas tendientes a ampliar los negocios de Brasil, el documento final propuso: "Acabar con la unión aduanera del Mercosur con el objetivo de posibilitar a Brasil la firma de acuerdos bilaterales o multilaterales sin necesariamente depender del apoyo de los demás miembros del Mercosur".
Creado en 1991, el bloque, que hoy está formado por la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (Bolivia se halla en proceso de adhesión), no permite que sus miembros firmen acuerdos comerciales de manera independiente.
Esta cláusula ha retrasado la firma de alianzas con otros países y/o bloques comerciales, y hasta ahora el Mercosur sólo ha sellado tratados de libre comercio con la Comunidad Andina, Israel, Egipto y Palestina, en tanto mantiene acuerdos de complementación económica con Chile, México y Cuba, entre otros convenios.
Desde fines de la década del 90, el bloque ha buscado un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, pero por diversos motivos el proyecto aún no dio resultados. En los últimos tiempos las negociaciones se reanudaron y desde el año pasado tomaron buen ritmo, aunque la Argentina y Brasil expresan aún ciertas resistencias.
Con la crisis económica que golpea al gigante sudamericano, que este año se espera caiga en una recesión de 1,7%, mientras la inflación ya supera el 9% y el desempleo asciende a 8%, el gobierno de Rousseff ha apurado la conclusión de un tratado. Según se indicó el mes pasado en la última cumbre del Mercosur, en Brasilia, se espera que ambos bloques intercambien sus respectivas ofertas formales en diciembre.
En Brasil, importantes sectores empresarios -como la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo-, de la oposición política -como el Partido de la Social Democracia Brasileña- e incluso del mismo gobierno -como la ministra de Agricultura, Katia Abreu- han criticado la postura rígida de la administración de Cristina Kirchner. Consideran que Brasil debería dejar de lado totalmente el Mercosur y negociar acuerdos por su cuenta. Sin embargo, Rousseff y el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) se rehúsan a entrar en ese camino.
"La propuesta de suspensión de la unión aduanera, que difiere frontalmente del actual proyecto del Mercosur, fue presentada en el marco de la llamada «Agenda Brasil», con otros temas internos y externos que serán analizados y discutidos por el gobierno brasileño de acuerdo con el interés nacional, teniendo en vista los principios de la política exterior del país", respondió a La Nación el Palacio del Planalto sobre la iniciativa de Calheiros.
La presidencia brasileña prefirió así no entrar en una confrontación abierta con el líder del Senado, que pertenece al principal aliado del PT en la coalición gubernamental, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Después de todo, Rousseff misma había aplaudido el martes la
"Agenda Brasil" inicial como una lista de proyectos "positivos" que permitían al gobierno retomar cierto aire en medio de las malas noticias económicas, las constantes revelaciones del escándalo de corrupción en Petrobras y los conflictos en la base aliada, que tienen como eje a otro político del PMDB, Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados.
La intención de Rousseff era acercarse a Calheiros y buscar el aislamiento de Cunha, quien el mes pasado se declaró enemigo del gobierno y prometió hacerle la vida imposible en la Cámara. Cunha representa un serio riesgo para la presidenta, ya que por su cargo es quien debe aceptar o rechazar cualquier pedido de juicio político.
La mandataria, que el domingo enfrentará una nueva jornada de manifestaciones callejeras a favor del impeachment por su responsabilidad política en el escándalo del petrolão y por las sospechosas maniobras fiscales que hizo el año pasado para presuntamente ocultar el déficit, sufre en estos momentos una impopularidad récord en la historia de Brasil.
Ayer, Cunha la volvió a poner entre la espada y la pared luego de la propuesta de Calheiros de abandonar el Mercosur. "Si el Poder Ejecutivo apoya esta agenda, entonces que la transforme en propuestas del Ejecutivo para que tengan un trámite más rápido", la desafió.
Aunque en el gobierno brasileño reconocen que el Mercosur tiene problemas, creen que aún sirve a los intereses nacionales de Brasil, y el PT considera que el andamiaje actual del bloque es en gran parte producto de las políticas del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, aunque fue gestado a mediados de los 80 por la visión del entonces mandatario José Sarney (hombre fuerte del PMDB) y de su par argentino Raúl Alfonsín.
Viernes, 14 de agosto de 2015
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