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EL 115º ANIVERSARIO DE SU CORONACION PONTIFICIA Con una celebración multitudinaria, el pueblo peregrino ratificó su fe en la Virgen de Itatí Estiman que desde el lunes unos 200 mil feligreses pasaron por la Basílica, en cuyas escalinatas se realizó ayer la misa central presidida por monseñor Stanovnik. Cánticos, aplausos y hasta oraciones en guaraní escoltaron a la Patrona de Corrientes tanto en su paso por las calles como en la tradicional procesión náutica.
Cada 16 de julio, peregrinos de diferentes lugares del país se congregan en Itatí para conmemorar el aniversario de la coronación pontificia de la Virgen. Este año, la fiesta fue aún más especial porque la comunidad que la alberga está celebrando los 400 años de su fundación. En cada una de las actividades conmemorativas, participaron miles de feligreses que renovaron su fe en la virgen. Aunque la jornada central era ayer, desde el pasado lunes comenzaron a arribar los feligreses. “Estimamos que en total, unas 200 mil personas pasaron por la Basílica”, afirmó el jefe de Operaciones de Defensa Civil de la Provincia, Orlando Bertoni, al culminar la misa central oficiada por el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik. La gran afluencia ya se podía observar en la zona de acceso a la localidad. El paisaje habitual estaba modificado por centenares de carpas y vehículos de peregrinos que, en su mayoría, a las 8.30 estaban sentados al sol compartiendo unos mates acompañados con tortas fritas o asadas en pequeños puestos instalados en diferentes lugares. También estaban quienes recién se levantaban y se preparaban para iniciar la jornada. Mientras tanto, a unos 20 kilómetros de la localidad, aún se podía observar en la ruta a feligreses que caminan de a dos, en pequeños grupos de cuatro y algunos en soledad. Y en el caso de un peregrino de unos 40 años, trotaba abrazando la imagen de la Virgen de Itatí. Cuando el reloj marcó las 9.30 comenzó a incrementarse aún más el tránsito de personas que para ese entonces era cuantioso. Y si bien todos lo hacían por el mismo suelo, sus destinos eran diversos. Estaban quienes iban a la Basílica para participar de la misa, los que se dirigían a la costa a reservar su lugar para ver parte de la procesión náutica en la que participan la Virgen de Itatí y Caacupé, y también un numeroso grupo visitaba los más variados puestos distribuidos en diferentes zonas de la comuna. Sin embargo, muchos de los que estaban dispersos se fueron hasta la Basílica cuando escucharon por altavoces que partía la imagen. Eran las 10.42. Integrantes de la Prefectura Naval rodeados de peregrinos trasladaron a la Patrona de Corrientes hasta la costa donde fue recibida por otra multitud que hacía flamear sus banderas, entonar cánticos religiosos y rezar.
El Papa y la creciente Antes de que saliera la procesión náutica, realizaron una oración especial por el Papa Francisco y el nuevo avance del río Paraná. “Que el agua no cause daño a los ribereños. Por favor que estas aguas dejen de crecer”, imploraron. Con esos pedidos especiales y aplausos, los peregrinos despidieron a la Virgen que minutos después se encontró, frente a la zona conocida como “calería”, con la imagen de Caacupé. Al mismo tiempo que las embarcaciones estaban en el Paraná, desde la costa, los feligreses seguían agitando sus banderas y acompañando varios cánticos religiosos como “hay ángeles volando en este lugar, en medio del pueblo y junto al altar, subiendo y bajando en todas las direcciones. No sé si la iglesia subió o si el cielo bajó”. Luego, quien moderaba la ceremonia anunció el arribo de la Virgen de Caacupé e invitó a rezar el padre nuestro primero en castellano y después en guaraní. Minutos después, con el chamamé “Peregrino de la esperanza” también descendió la imagen de Itatí. El paso de ambas generó gran algarabía de los peregrinos que sólo por unos minutos hicieron silencio para dar paso a quienes estaban asistiendo a una mujer que se descompensó. Cuando recibieron la noticia de que todo estaba bien, en procesión, se dirigieron hasta la Basílica, en cuyas escalinatas monseñor Stanovnik ofició la misa central. (Ver página 17). Antes de culminar la ceremonia, el rector del templo itateño Roberto Simionato agradeció a todos los que colaboraron con la fiesta e invitó luego a entonar las estrofas del Himno Nacional que fue ejecutado por la banda de la Policía de Corrientes. El cierre fue muy especial porque previa a la bendición de los peregrinos, el obispo de la Diócesis de Goya Ricardo Faifer anunció que vino a despedirse porque hace un mes ya presentó oficialmente su renuncia al Papa Francisco. “Recen también por mí”, aseveró Faifer, ante una multitud de peregrinos que ayer comenzó a regresar a sus hogares.
Viernes, 17 de julio de 2015
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