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3º JUICIO EN CORRIENTES POR EXPLOTACIÓN SEXUAL “Me dediqué a la prostitución desde los 14 años y no sé lo que es la Trata” Lo dijo ayer Irma Benítez, encargada de una whiskería de Esquina, donde rescataron en 2013 a ocho mujeres. Además habló un policía acusado.“Casi toda mi vida hice este trabajo, me dediqué a la prostitución desde los 14 años y no sé lo que es la trata”. Fue el comienzo del descargo de Irma Cecilia Benítez, alias “Mari”, una mujer de 58 años que ayer comenzó a afrontar un proceso oral junto a cinco hombres -entre ellos un comisario y un cabo de la Policía de Corrientes- acusados de distintos grados de participación del delito de trata de personas con fines de explotación sexual doblemente agravado. La mujer que llegó a juicio en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes bajo prisión preventiva, contó que el local nocturno ubicado en la Ruta 12 en el acceso a la localidad de Esquina funcionaba desde el 1997 y que contaba con habilitación municipal en el rubro de “whiskería”. “Cada 15 a 20 días nos hacíamos la libreta sanitaria, es decir, nos teníamos que hacer análisis médicos. Además cada tres meses eran los controles de HIV”. Sin titubear, Mari explicó cómo era el mecanismo de trabajo. “Las chicas hacían shows, se servían copas a los clientes y ellas arreglaban los pases”, comentó la acusada. Ante estos dichos, el fiscal federal Carlos Schaefer le pidió que especifique qué quiere decir con “pases”. “Significa que las chicas salían con los clientes. La mayoría de las veces íbamos a las cabañas donde se alojaban los clientes. Pero en el local no siempre había actividad sexual”, contestó Benítez. Schaefer en ese momento del relato puso su atención en los sitios de alojamiento en esa ciudad conocida en la zona por su actividad de pesca deportiva. “¿A qué cabañas iban?”, preguntó el representante del Ministerio Público, a lo que Mari respondió: “¡Uh!, hay tantas cabañas en Esquina. Mi pareja (por Miguel Obaid, su pareja también enjuiciada) tenía algunas cabañas. Pero todas éramos libres. Había un arreglo entre ellas y los clientes. Y después volvían al lugar porque algunas chicas vivían ahí. Ellas se quedaban con su plata y estaban ahí porque de otra manera hubieran estado en la calle”. Ante la insistencia del fiscal en relación a unas tarjetas que Gendarmería secuestró en la whiskería, la imputada expresó: “Esas tarjetas estaban ahí para promocionar el complejo de cabañas (de Obaid)”. En este sentido la mujer se dispuso a aclarar sin ningún cuestionamiento: “Mi pareja no tiene nada que ver con el negocio (por la whiskería). Él hacía su vida en las cabañas, allí trabajaba y se dedicaba a la pesca”. La acusada oriunda de Machagai, Chaco, además se ocupó de tratar de limpiar la imagen de su hijo, Raúl Horacio Igoa, también imputado en la causa. “La actividad de él era en un maxiquiosco. Hacía poco que había llegado a Argentina porque estuvo trabajando en España. Y se enteró de lo que yo hacía cuando llegó a Esquina. Yo siempre le mentí a mi hijo. Él no estaba de acuerdo con esto y ni siquiera iba a la whiskería”, declaró la imputada ante los jueces Víctor Alonso, Lucrecia Rojas de Badaró y Fermín Ceroleni. Benítez también hizo mención al servicio de adicional que recibía la whiskería por parte de la Comisaría Primera de Esquina de la Policía de Corrientes. “Sí, lo teníamos. Sobre todo los fines de semana. El servicio lo pedía por teléfono. Los policías en el local siempre estaban de civil”, dijo Mari y a ello agregó que no lo conoce a Rodolfo Emilio Alegre, el comisario acusado en la causa como partícipe secundario (en ese entonces jefe de la seccional 1ª de Esquina, hoy titular de la Comisaría de Santa Rosa). Por último, Benítez aseguró que al momento del allanamiento de Gendarmería “todas las chicas tenían en su poder sus documentos de identidad”.
Miércoles, 24 de junio de 2015
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