ANÁLISIS Sudamérica, media plaza menos para Rusia 2018; no es la Bombonera, es la política Si las eliminatorias sudamericanas para Rusia 2018 se convierten en una lucha más dura aún que lo habitual, la culpa no será de la Bombonera. Que el escándalo de la semana pasada golpeó la imagen de la Conmebol es innegable, que la FIFA quería una sanción mayor, también, pero la posibilidad muy cierta de que las eliminatorias para el próximo Mundial ofrezcan sólo cuatro plazas venía de lejos: el fútbol sudamericano es víctima del fin de una era y de su propia naturaleza de ente político menor en la FIFA, a la que aporta sólo 10 de los 210 votos que hay para cosechar.
Y en estos días en la FIFA eso es lo que más importa: los votos. Joseph Blatter quiere ganar su cuarta reelección para acumular potenciales 21 años al frente del ente rector del fútbol mundial. Enfrente tiene tres rivales, el ex futbolista Luis Figo, el dirigente holandés Michael van Praag y el príncipe jordano Ali Bin al-Hussein. Ellos también quieren votos, ellos también traban alianzas, y de entre todas las confederaciones, la Conmebol es la que menos tiene para ofrecer. África aporta 54 votos, Europa 53, Asia 47, la Concacaf 35 y Oceanía 11. Cualquier acuerdo con esas confederaciones reditúa más que con la Conmebol. Por eso es que de contar con seis países sudamericanos en Brasil 2014 -el anfitrión, cuatro clasificados directamente y uno por repechaje-, podría pasarse a cuatro.
"¿Todo hice mal? Ya me van a extrañar cuando no esté?". La frase es de Julio Grondona semanas antes de morir. El que fuera eterno presidente de la AFA no habría garantizado nada en el congreso de la FIFA que se celebrará la semana próxima en Zúrich, porque en los últimos años estaba cada vez más lejos de ser paladín del fútbol sudamericano. De hecho, no movió los hilos en Brasil para aliviar la sanción a Luis Suárez. Su última gran satisfacción fue el muy favorable sorteo de Argentina en diciembre de 2013 en Costa do Sauípe, pero, así y todo, la mera presencia de Grondona en cualquier reunión reencauzaba flujos de poder en la FIFA, disminuía o anulaba a buena parte de los que hoy hacen y deshacen con mucha más libertad en ese increíble mundo de la negociación y el "rosqueo" que es la política del fútbol mundial.
Hubo un tiempo en que nada se le resistía a la Conmebol. En diciembre de 2002, el comité ejecutivo de la FIFA decidió en Madrid quitarle media plaza a Sudamérica y dejarla en cuatro. El paraguayo Nicolás Leoz habló de "encerrona" y se dijo "decepcionado" con Blatter. Siete meses más tarde en Zúrich, Grondona puso orden en la casa y la media plaza volvió a Sudamérica. Lo hizo a costa de Oceanía, otra vez resignada a ser ese 0,5 que suele quedar en cero.
Doce años después parece improbable que el anciano uruguayo Eugenio Figueredo, uno de los ocho vicepresidentes de la FIFA y el único sudamericano, pueda cambiar el rumbo. Tampoco tienen peso el brasileño Marco Polo del Nero y el colombiano Luis Bedoya. Y el paraguayo Juan Ángel Napout, presidente de la Conmebol, no participa en la decisión, a diferencia de Leoz, que sí lo hacía. Los poderosos hoy entre los 24 miembros del comité ejecutivo son -dejando de lado a Blatter, un poder superior-el francés Michel Platini, el español Ángel Villar y el príncipe Al-Hussein. La derrota de Argentina en la final de Brasil 2014 ante Alemania también restó algunos argumentos a Sudamérica y se los dio a Europa para ganar al menos media plaza.
Un espectador ajeno a la política podría decir que es injusto dejar a Sudamérica en cuatro plazas, que cómo van a tener los mismos o más participantes en un Mundial confederaciones como la africana o la asiática, que jamás colocaron a uno de los suyos siquiera en una final. ¡Cómo menospreciar así a Sudamérica, que ganó nueve de los 20 títulos disputados hasta ahora! Un pragmático europeo podría decirles: vean lo que sucede con la Conmebol, es una locura, viene colocando habitualmente al 50 por ciento de sus países en los Mundiales. Ninguna confederación tiene ni por asomo tanta presencia. Además, agregaría el frío europeo, es hora de ampliar los horizontes del fútbol.
La FIFA no llegará (aún) a aquella propuesta-provocación lanzada hace un par de años por Platini-, la de jugar un Mundial con 40 equipos, pero con todo lo importante que puedan ser los títulos y la tradición de Uruguay, la evolucionada garra de Paraguay o el jugo sólido y vistoso de Ecuador, imaginar el regreso de un mercado como el de China a los Mundiales o el desembarco de otro comparable, el de la India, entusiasma a los que sacan cuentas en Zúrich bastante más que las andanzas de los sudamericanos.
Las cartas no están echadas, sobre todo porque el comité ejecutivo que resolverá los cupos se reúne al día siguiente de la elección presidencial. No sería la primera ocasión en que una de las partes no cumple un acuerdo previo una vez que obtuvo lo que buscaba. Pero Sudamérica bien puede irse haciendo a la idea de contar con sólo cuatro pasajes para el Mundial. Y pese al escándalo que recorrió el mundo, lo de la Bombonera es sólo un problema más, y no el principal..
Martes, 19 de mayo de 2015
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