ATP DE BUENOS AIRES Leo Mayer, por más pasos adelante, en el inicio del Argentina Open "Si gano, gano. Si pierdo, pierdo", dice, una y otra vez, convencido, Leonardo Mayer . El correntino no entiende de estrellatos, fanatismo, malicia ni egos. El grupo que lo rodea afirma que dentro de un court se transforma, que allí, al margen del resultado, tiene "instinto asesino". Pero lejos de la red, la raqueta y las pelotitas, la sensibilidad y la modestia lo acompañan. Sin lesiones que lo angustien, sin pesadillas provocadas por su frágil espalda y adaptado a la vorágine cotidiana de la Ciudad de Buenos Aires que tanto lo aturdía, el Yacaré halló la soltura y la estabilidad emocional que en 2014 lo empujaron a conseguir la mejor temporada de su vida -fue 25° y ganó Hamburgo, su único título-. Participó del cuadro principal del ATP porteño en los últimos cuatro años y, sin embargo, nunca logró superar la 2a rueda. Pero en esta oportunidad, la expectativa centrada en sus derechazos es totalmente distinta: cuando esta tarde, a las 18.45, en el court central Baltc, debute ante el francés Stephane Robert -34 años, 200° del ranking-, Mayer lo hará por primera vez como preclasificado -5°- y como la mejor raqueta nacional en el Argentina Open , el certamen que recibe a Rafael Nadal tras una década.
Con Guillermo Coria, Gastón Gaudio y David Nalbandian, campeones de 2004, 2005 y 2008, retirados, y con Juan Mónaco, ganador de 2007, lejos de su mejor rendimiento, el torneo seleccionó a Mayer para la gigantografía promocional. Allí, como un coloso, domina Nadal; también aparece Fabio Fognini; y Mayer ostenta su porción en la publicidad. "No lo había visto hasta que me mandaron la foto por mensaje. Después, estaba manejando y me vi en la calle, en un afiche. Fue raro, porque no estoy acostumbrado", se sonroja Mayer, el hombre que en el repechaje de la Copa Davis ante Israel en EE.UU., en septiembre pasado, asumió la responsabilidad y se erigió como líder tenístico en la defensa de la posición en el Grupo Mundial. Claro, si aquello hubiera salido mal, el golpe habría sido duro. "Fue lindo ganar porque jugar por la Davis es especial y mantuvimos la categoría. No sé si fue un examen, pero después me sentí bien. En la previa estaba un poco tenso, pero fue bueno porque significó que le daba importancia", rememora el jugador entrenado por Leo Alonso y Javier Fernández, y preparado físicamente por Mario Duré. Luego de aquel desahogo y con numerosos partidos acarreados en el cuerpo, Leo se fue desinflando, aunque en Shanghai tuvo cinco match points para derrumbar a Roger Federer y la puntería no lo ayudó. "Me hubiera gustado poder contar la anécdota de que le gané a Federer. No volví a ver el partido, pero no lo recuerdo como algo malo. Me quedé con la sensación de haber jugado muy bien", añade.
Unos 20 días de vacaciones, muchos de ellos embarcado en las aguas de Corrientes y Zárate, le sirvieron a Mayer para desconectarse. Al menos, un poco. "Me relajé. Hubo mucha pesca, hice un poco de todo para salir del tenis. Igual, pareciera que nunca alcanza, siempre uno quiere tener más vacaciones. Estaba cansado. Pero todos los días pensaba un poco en lo que había logrado. Pero ya pasó, hay que seguir para adelante, el circuito no para", agrega Mayer, cuya debilidad es Nelson, un bulldog inglés de dos años. "Le voy a pedir autorización a Martín -Jaite, director del torneo- para que me lo deje entrar al club; muchos quieren conocerlo", bromea Leo, que llegó a Buenos Aires tras retirarse en la 1a rueda de Río de Janeiro. Se deshidrató. "La humedad me mató", cuenta. Afirma que ya se siente en buenas condiciones: "Estoy jugando bien. Gané algunos partidos en el año -5-, llegué a una semifinal -Sydney-, siento que mi tenis fluye, estoy bien. Tengo que sumar partidos, estoy bien de físico y en la espalda no tengo nada, que es lo fundamental".
Igualar o superar lo logrado la temporada pasada es el anhelo de Mayer y de su equipo -que también incluye al licenciado en psicología Juan José Grande-, aunque no una obsesión. Intentarán perfeccionar decisiones del calendario ("No jugar cansado ningún torneo", explica el número 30) e incorporar estrategias ("Definir más puntos en la red"). El tenista, de 27 años, se entusiasma: "Estoy muy bien, como para tener otro lindo año". El público argentino se ilusiona con poder observarlo en la final del ATP porteño, el domingo próximo, ante Nadal. "No es fácil tenerlo a Rafa en el país y por eso a la gente le va a encantar. Ganarle la final a cualquiera sería un sueño, no sólo a Nadal. Pero para eso tengo que jugar muy bien", expresa Mayer, prudente pero con convicciones.
La Copa Davis ante Brasil y con Del Potro Después de jugar en Buenos Aires, Mayer se sumará al equipo de Copa Davis capitaneado por Daniel Orsanic que recibirá a Brasil, del 6 al 8 de marzo en Tecnópolis. "Orsa se vino a varios torneos, a Australia, a Río. Estamos en contacto con él y con todo el equipo. Estamos bien, contentos", dijo. Y añadió, sobre la decisión de Juan Martín del Potro de volver al equipo en el futuro: "Es muy positivo que esté con nosotros. Es bueno que pueda empezar a jugar ATP. La salud es lo principal".
Lunes, 23 de febrero de 2015
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