SEPTIMA LUNA EN LA FIESTA NACIONAL DEL CHAMAME Cacho y Jorgelina Espíndola cautivaron al público en el Cocomarola hasta llegar a la ovación de pie También fue impecable la actuación de Mateo Villalba, virtuoso de la guitarra, que brindó un espectáculo sin deperdicios. Desde Mercedes, Sangre Paiubrera hizo vibrar al anfiteatro a puro Sapucay. Los Fuelles Correntinos dieron que hablar con su invitada Amalia Granata
POR CLARISA ZACARIAS De la Redacción
La séptima noche chamamecera transcurrió tranquila, con un anfiteatro, que como hasta el momento, no bajó de los 8 mil espectadores, que disfrutaron de una fresca velada chamamecera en el anfiteatro Cocomarola.
En la previa, se había generado cierta expectativa por la llegada de la mediática Amalia Granata a la Fiesta, quien subiría al escenario a “bailar un chamamé” con los Fuelles Correntinos, el dúo de acordeonistas conformado por Pedro y Emiliano Balestra, que año a año montan un despampanante show sobre el Sosa Cordero.
Sin embargo, el baile de Granata pasó de largo, y entre los números más aplaudidos de la noche estuvieron el recitador Pablo Sebastián Feu, que realizó una férrea defensa de los valores culturales propios; Sangre Paiubrera, el grupo venido desde Mercedes, que el público ovacionó y gritó pidiendo un bis, que no fue concedido por los presentadores; Diego Gutiérrez, quien por alguna razón que desde la organización no supieron explicar, actuó solo sobre el escenario una vez más.
También fue bien recibido Amandayé, acompañado de la comparsa barrial Cambá Cuá Show, aunque su show pareció quedar sin final, ya que los sacaron del escenario antes de que los comparseros se dieran cuenta que ya debían salir.
Dedos virtuosos El primer número fuerte de la noche, sin duda fue la presentación de Mateo Villalba, el prodigio de la guitarra chamamecera. En los foros y programas de discusión chamamecera, cada tanto surge la cuestión de cual sería el material adecuado para el público festivalero, que en general espera una música alegre que le de sed y ganas de bailar.
Sobre este punto, hasta el propio Villalba ha dicho en alguna entrevista, que quizás su propuesta no es “tan festivalera”. Sin embargo, la Fiesta Nacional del Chamamé se caracteriza por tener amplia variedad de público, y eso quedó demostrado el jueves por la noche en el Cocomarola. La gente dedicó silencio y atención a la actuación del virtuoso Villalba y cada vez que terminaba de ejecutar la guitarra, como sólo él sabe hacerlo, la gente aplaudía y lo vitoreaba. “¡Idolo!”, se escuchaba desde la platea, y el curuzucuateño sonreía y agradecía a su público. Mateo Villalba se fue ovacionado por la gente, que agradeció por tanto talento desplegado en el escenario Sosa Cordero.
Antes de que Mateo suba al escenario, habían hecho lo propio Los Criollos de Corrientes, que hicieron bailar a quienes estuvieron desde temprano en el Cocomarola. También Nendivey, cuya propuesta, que está cumpliendo 10 años en la Fiesta, siempre es bien recibida por el público. Y Coqui Ortiz, el chaqueño con canciones de ritmo litoraleño, y letras urbanas o que marcan compromiso social.
Fiesta del Mercosur Desde Venezuela vino Cecilia Todd, una de las más reconocidas cantantes folklóricas latinoamericanas, para cantar chamamé junto a la Orquesta Folklórica de la Provincia. La venezolana fue bien recibida por el público, que le dedicó buena cantidad de aplausos a su presentación, que incluyó clásicos como “Enero”, “Pueblero de Allá Ité” y “Oración del remanso”, entre otros.
“Es la primera vez que canto chamamé”, dijo la venezolana al público, luego de agradecer por la invitación a ser parte de la Fiesta, y reivindicar la música latinoamericana, como hermanada por una misma raíz. En este sentido, también fue muy aplaudida la presentación del brasileño Luiz Carlos Borges, y su chamamé “gaúcho” que tuvo de invitada a la cantante Mariana Marques y también a Rudi Flores, quien lo acompañó en la interpretación de “Retrato de un pescador”, Borges se despidió con “A mi Corrientes porá”, y el bis fue para “Puerto Tirol”. Los aplausos se multiplicaron en el anfiteatro.
Fuelles Correntinos Un párrafo aparte se merecen los hermanos Emiliano y Pedro Balestra y su deslumbrante show. Los acordeonistas arrancaron con “Laguna Totora”, y el público los recibió con baile y sapucay.
Como cada año, los hermanos recordaron el clásico que años atrás los catapultó como revelación de la Fiesta, “Tren Expreso”, pero esta vez, invitaron al arpista paraguayo Marcelo Rojas para que los acompañe. El número fue muy aplaudido, y vitoreado. Luego llegó el momento del que tanto se habló en la previa y para la presentación de un tema de su próximo disco, los hermanos Balestra invitaron a escena a Amalia Granata, quien entró acompañada del bailarín Joaquín Sosa.
Antes del número, Granata había declarado que aprendió la coreografía en “10 minutos”, y que el chamamé no le había resultado algo difícil. Y no, porque lo que bailó Amalia no fue chamamé, sino una coreografía de estilo libre, tratando de acompañar el tema de Los Fuelles. Y cuando intentó bailar chamamé, invitada por Pedro Balestra, falló rotundamente, sin poder coordinar un paso. Los Fuelles se despidieron con “El Toro”, y el público bailó y aplaudió para despedirlos.
Integración
El momento más emocionante de la noche vino de la mano del grupo Integración, de Cacho Espíndola, quien estuvo acompañado por su sobrina, la joven Jorgelina Espíndola (9), que con gran manejo de escenario, se adueñó del Sosa Cordero y cautivó al público con su potente voz, cantando “La Calandria” y “El río vuelve”. El grupo, liderado por Cacho, está conformado a su vez por Eduardo Frías en el bajo, Toti Montiel en el bandoneón, instrumento que toca con pasión durante las presentaciones del grupo.
La primera voz es de Luciano “Tochi” Esquivel, quien dedicó unas sentidas palabras al líder del grupo, recordando los 25 años del accidente que enlutara al chamamé. “Hoy está con nosotros un sobreviviente de ese accidente y todavía canta”, dijo y el público le dedicó un sentido aplauso.
El grupo quiso despedirse con “Flores del alma”, tema que fue coreado por la multitud, pero ante los aplausos y el pedido del público, hubo tiempo para un bis, y finalmente la última fue “Estancia San Blas”, y el baile se multiplicó por el Cocomarola. Los despidieron con una ovación de pie.
Sábado, 24 de enero de 2015
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