CELEBRACION DE LA PASION El arzobispo consideró un retroceso quitar las cruces de los lugares públicos Monseñor Andrés Stanovnik presidió la liturgia del Viernes Santo en una colmada Catedral. Habló del signo de la cruz como “cultura del encuentro”. “No retrocedamos en humanidad con el engaño de pensar que si quitamos las cruces de los lugares públicos seremos más inclusivos”, dijo. De rodillas a las 15, hora en que murió Cristo según las escrituras, una mujer de saco y pollera roja rezaba la coronilla a Jesús Misericordioso, entre cientos de feligreses en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario”. Los fieles se aprestaban a participar de la celebración de la Pasión del Señor, liturgia del Viernes Santo. A diferencia del año pasado, la concurrencia no se gestó al calor de la designación de Jorge Bergoglio como Papa. Quizás en 2014 el número de asistentes fue menor, aunque la noche anterior, la del lavatorio de los pies, el templo estuvo colmado y luego se dio inicio al tradicional recorrido por las Siete Iglesias (Ver página 8). En la entrada de la estructura, que se erigió a mediados del siglo XIX, se expusieron los dibujos alegóricos a las 15 estaciones de la vía dolorosa, trazados por los alumnos de escuelas religiosas de la arquidiócesis. Grupos religiosos, ancianos, jóvenes y ex funcionarios, zapatillas, botas y zapatos, convergieron bajo las tres naves de la Iglesia Catedral. Los feligreses agotaron los asientos, por lo que una silla fue soporte de tres personas distintas, en distintas ocasiones. Mientras, algunas mujeres confesaban sus pecados. Luego de casi media hora de espera, cerca de las 16, once mujeres cuyos pañuelos evocaban el color del manto en cual envolvieron a Cristo, iniciaron el cántico de apertura de la celebración. Al templo ingresó monseñor Andrés Stanovnik, rodeado de sacerdotes de la parroquia del Rosario. En viernes santo no hay misa, es el único día del año en que no es posible participar de esta ceremonia. Lo que se oficia es la celebración de la Pasión, ocasión en la cual la comunidad católica revive el relato de la cruxificción y muerte de Jesús. La cruz fue el signo que destacó el arzobispo durante su homilía. Consideró que abarca tanto a creyentes como a no creyentes al ser “signo de la fraternidad”. Sin mencionar explícitamente el concurso de la bandera de la ciudad, por medio de la cual la Intendencia había elegido un diseño ecuménico, el prelado enlazó la cruz a la historia de la ciudad y a la construcción de la identidad correntina. “Hace más de cuatro siglos, junto a las orillas que hoy bañan nuestra ciudad, los españoles que bajaron de Asunción plantaron una cruz. Esa cruz se conoció luego como la cruz fundacional. El monumento, que hoy la representa y en la que se conserva la memoria del momento fundacional de nuestra ciudad, se encuentra en la bajada del Puente General Belgrano. Fiel a ese acontecimiento histórico, el escudo de nuestra ciudad lleva grabada la cruz fundacional”, recordó monseñor Andrés. “Ese signo nos juzga a todos, a creyentes y no creyentes, y a todos nos compromete a tratarnos como hermanos”, expresó Stanovnik. “La Cruz es fuente inagotable del amor infinito de Dios hacia los hombres, y fundamento para una cultura del encuentro, como la que tuvo lugar en los inicios de la fundación de nuestro pueblo”, añadió. “La cruz es el ‘lugar’ definitivo donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos. No retrocedamos en humanidad con el engaño de pensar que si quitamos las cruces de los lugares públicos, vamos a ser más inclusivos, más libres y más fraternos. La Cruz de Jesús es una señal insustituible de amor al prójimo que se presenta como exigencia de amar sin límites, aun al enemigo, porque sólo el amor salva y produce vida y encuentro”, dijo. Luego, se realizó la adoración a la cruz y decenas de fieles besaban los pies de la imagen de Jesús. Al finalizar la celebración, se realizó una procesión con el Cristo Yacente alrededor de la plaza Cabral.
Sábado, 19 de abril de 2014
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