CULTURA El Salón del Libro de París comunicó que Argentina saldó por fin su deuda En marzo de este año, Argentina fue el país invitado de honor en el 34ª edición de la Feria del Libro de París (Salon du Livre). Pero la cosa empezó mal al conocerse por un artículo de este diario que el Gobierno había excluido de la lista a varios autores críticos pese a su prestigio -algunos incluso están traducidos y editados en Francia-, a la vez que había incluido entre la cincuentena de escritores invitados a varios cuya presencia sólo se justificaba por la adscripción al kirchnerismo o por vínculos familiares.
La polémica por estas exclusiones –en la misma línea que la que se había desatado cuando la Argentina eligió como íconos culturales argentinos al Che, a Maradona, a Evita y a Gardel, en la Feria del Libro de Frankfurt, en la que también era agasajado nuestro país- llegó a los medios franceses y fue el aperitivo amargo de lo que debió haber sido una ocasión para el lucimiento de nuestras Letras.
Cristina Fernández de Kirchner viajó para la ocasión y fue la encargada, junto con el entonces Premier francés, Jean-Marc Ayrault, de inaugurar la Feria, y la buena disposición de los organizadores hizo olvidar momentáneamente el sectarismo oficial en la conformación de la delegación.
Hasta que el tiempo empezó a transcurrir y el cheque argentino –destinado a pagar los 400.000 euros de gastos por la construcción del stand argentino, la contratación de traductores, guías, la folletería, etcétera- no llegaba.
Ahora, Bertrand Morisset, Comisario General del Salón del Libro de París, acaba de enviar una comunicado oficial informando que "la facturación con relación al Salón del libro de París acaba de ser pagada". El amable texto hasta disculpa al gobierno argentino, señalando que "los cambios sucesivos al ministerio de cultura de la República Argentina retrasaron los procesos de pago operativos", pero que "a pesar de estas contingencias estrictamente administrativas", la deuda ha quedado saldada.
Manifiesta también que "la cooperación [entre Argentina y los organizadores del Salón] fue todo un éxito" y que "el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta operación".
Concluye expresando el deseo de "proseguir las relaciones amistosas con Argentina" y "fortalecer aun más" los ya fuertes "vínculos de cooperación".
Un tono amistoso y comprensivo que dista mucho del que usó el mismo Bertrand Morisset cuando decidió denunciar públicamente al Gobierno de Cristina Kirchner por el incumplimiento de las condiciones acordadas –el pago de 400.000 euros- y hasta amenazaba con un escrache.
"Nadie me habla [en el gobierno argentino], cero respuesta, es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un acampe", dijo a Infobae el 8 de octubre pasado.
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"Yo no soy un fondo buitre –agregaba, haciendo gala de un conocimiento agudo de la coyuntura argentina-; jamás me sucedió algo así. Reef Expositions [la firma organizadora] es una empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos pasó esto".
La denuncia de Morisset –primicia de Infobae- tuvo efecto. Inmediatamente el Gobierno argentino replicó que todo era un error de comunicación... y rodaron algunas cabezas de segunda línea en el área de Cultura. El proceso de pago inmediatamente iniciado se acaba de completar ahora, como lo informa el propio organizador del Salón.
Jueves, 18 de diciembre de 2014
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